El impacto de la pandemia en el desarrollo del lenguaje y aprendizaje. Señales de alerta y estrategias para avanzar
Introducción
La pandemia de COVID-19 no solo transformó la manera en que trabajamos y nos relacionamos; también marcó profundamente el desarrollo de los niños. Uno de los ámbitos más sensibles fue el lenguaje y el aprendizaje escolar. Durante meses, las interacciones cara a cara se redujeron y la educación se trasladó a pantallas que, aunque útiles, no lograron sustituir la riqueza de la comunicación presencial. Según la UNESCO, millones de estudiantes en el mundo experimentaron retrasos en lectura y matemáticas, y los más pequeños resultaron especialmente vulnerables a estas alteraciones.
La buena noticia es que el cerebro infantil es extraordinariamente plástico. Con atención temprana y estrategias adecuadas, es posible no solo recuperar terreno, sino también potenciar habilidades que quedaron en pausa.
Impacto en el desarrollo del lenguaje oral
El lenguaje se nutre de la interacción constante. Durante la pandemia, muchos niños redujeron sus oportunidades de conversar, de jugar con otros y de enfrentarse a contextos variados de comunicación. Esto se tradujo en:
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Vocabulario más limitado en comparación con generaciones previas.
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Dificultades para narrar experiencias con coherencia.
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Menor fluidez en habilidades pragmáticas como esperar turnos o interpretar gestos y emociones.
Algunos especialistas también reportaron más casos de niños que parecían tímidos o retraídos al expresarse, no tanto por un problema neurológico, sino por la falta de práctica social.
Impacto en el aprendizaje académico general
El aprendizaje escolar tampoco salió ileso. La lectura y la escritura, que requieren guía cercana y retroalimentación, fueron de los campos más afectados:
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En lectura, muchos niños tuvieron problemas de comprensión y fluidez.
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En escritura, se observaron errores persistentes en ortografía y organización de ideas.
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En matemáticas, los déficits se reflejaron en razonamiento lógico y en la memoria de trabajo, indispensable para resolver problemas paso a paso.
La revista The Lancet destacó que los efectos se acentuaron en hogares con menor acceso a internet o con padres que no pudieron acompañar las clases virtuales de forma constante. Esto creó una brecha aún mayor entre niños con diferentes contextos socioeconómicos.
Factores que amplificaron las dificultades
No todos los niños vivieron el impacto con la misma intensidad. Algunos factores que hicieron la diferencia fueron:
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Acceso desigual a la tecnología: mientras algunos tuvieron clases virtuales interactivas, otros apenas recibieron tareas impresas.
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Ambiente emocional en casa: el estrés, la ansiedad y la incertidumbre también afectaron la motivación y la concentración infantil.
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Falta de detección temprana: en circunstancias normales, maestros y terapeutas suelen identificar señales de alerta. Durante la pandemia, muchos casos pasaron desapercibidos.
Señales de alerta que los padres deben observar
Como padre, puedes estar atento a comportamientos que indiquen la necesidad de apoyo especializado:
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Dificultad para mantener una conversación acorde a su edad.
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Escaso interés por leer, escribir o escuchar cuentos.
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Problemas frecuentes para seguir instrucciones simples.
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Distracción excesiva o frustración al realizar tareas escolares.
Detectar estas señales a tiempo no significa etiquetar ni alarmarse, sino abrir la puerta a intervenciones oportunas.
Estrategias de intervención y apoyo
Lo más alentador es que existen muchas formas de ayudar a los niños a superar estos retos. Aquí algunas estrategias prácticas:
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Fomentar la conversación en casa
Dedica momentos diarios para conversar sin pantallas: preguntar cómo estuvo su día, inventar historias juntos o recordar experiencias familiares. -
Lectura compartida
Leer en voz alta, alternar roles y hablar sobre los personajes desarrolla vocabulario, comprensión y empatía. -
Apoyo escolar personalizado
Solicita a los docentes actividades de refuerzo o considera apoyo de un terapeuta de lenguaje si notas dificultades persistentes. -
Uso responsable de la tecnología
Existen aplicaciones interactivas que fortalecen la lectura y la pronunciación, siempre bajo supervisión y con tiempo limitado. -
Juego social y actividades artísticas
El teatro, la música y los juegos de roles potencian tanto el lenguaje como la confianza para expresarse. -
Rutinas claras y ambiente positivo
La estabilidad emocional es la base del aprendizaje. Establecer horarios, limitar pantallas y crear un ambiente de apoyo refuerza la seguridad del niño.
Conclusión
La pandemia dejó huellas, pero no determinismos. Si bien algunos niños presentan retrasos en el lenguaje y el aprendizaje, estas dificultades son abordables con paciencia, intervención temprana y colaboración entre familia y escuela.
El cerebro infantil, como señalan los expertos en neurociencia, es moldeable y responde de manera sorprendente a la estimulación. Cada conversación, cada lectura compartida y cada momento de juego es una inversión en su desarrollo.
Hoy más que nunca, padres y educadores tienen la oportunidad de convertirse en aliados de los niños para que no solo recuperen lo perdido, sino que descubran nuevas fortalezas. La esperanza no está en volver al punto de partida, sino en abrir caminos hacia un aprendizaje más humano, resiliente y enriquecedor.
